Ha empezado la primavera, y es como si las hormonas se revolucionaran. Pero para peor queridos. No sólo tenemos que hacer frente a alergias sino que, además, parece que cuando se trata de acostarse con alguien, o bien las camas desaparecen y tienes que montarte una en la imaginación o, fijaos bien en lo que voy a decir, los hombres están tan dispuestos que te entra una pereza tremenda acercarte más de la cuenta. ¿Dónde ha quedado el puñetero misterio queridos? ¿Donde habéis leído que decir a alguien "quiero metértela hasta el fondo" es algo provocativo? ¿Dónde, más allá de vuestra cabeza, habéis visto que a alguien se le pueda decir "chupa del biberón" y éste se quede encantado cuando lo escucha? Pero más allá de tecnicismos, me sorprende también la capacidad que tiene la gente para inventarse historias, para utilizar diferentes caminos para la búsqueda de sexo, cuando lo fácil es hablarlo tranquilamente, ver lo que le apetece a la otra persona (y a uno mismo) y adelante con nuestros cuerpos y nuestras entrepiernas. Aquí van algunas de las más sustanciosas muestras de afecto (WTF) que he podido recabar en estos últimos meses:
1. Las bonitas palabras calientan la churrería: ¿A quién no le ha gustado alguna vez que le digan cosas bonitas? Qué sé yo: me gustas, me haces sentir especial, me haces tener mariposillas en el estómago como si fuera una protagonista de las novelas de Jane Austen, pero yo no lo quiero reconocer... delirios varios. Pero de ahí, amigos de las cavernas, criaturas de la noche y amigos de infancia de orcos y demás movimientos contra el sistema, a que intentéis regalarnos un caramelo para que en cuanto nos descuidemos tengamos que abrir más de la cuenta la boca, chicos, qué queréis que os diga... Os daré una explicación sencilla: si queréis llevarnos a la cama regalándonos el oído, que sea porque es verdad. Así de simple
2. Te dejo elegir la postura, pero tienes que elegir: Que si queréis conocernos más a fondo, que si somos tan especiales que no podéis vivir sin nosotros, que si lleváis dos días con nosotros y ya somos los hombres de vuestra vida. He escuchado tantas veces estas palabras que, a este paso, me podría haber propuesto tener un harem masculino y no tendría que ir a trabajar para una sueldo ínfimo. Y después de todo eso, ¿qué?, os estaréis preguntando. Yo me lo preguntaba al principio. Se me hacían unas cosquillitas en muchas partes de mi cuerpo y pensaba "ay, que ahora sí, que ahora sí". Pero hay un momento en el que te das cuenta de que algo anda mal en toda esa situación. Porque, ¿acaso es normal que toda esa verborrea inútil se diga, únicamente, cuando me estás bajando la bragueta? ¿De verdad produzco tanto jugo de la pasión como para que no puedas mantener las manos quietas? Ah, espera, me acabo de dar cuenta: es que si no me desnudo no podrás quererme como me merezco... qué idiota he sido...
3. Cuando el "no" puede no ser evidente: Lo diré tranquilamente para que te quede claro: "si te digo que no me apetece follar contigo, no tengo que esperar a que los astros se alineen para que me entren las ganas. Fuera de mi casa"
4. La autosuficiencia de Pepe Gotera y Otilio: Está bien, olvidémonos por un momento que algo de lo anterior ha pasado. Pensemos en que yo, persona con necesidades básicas he decidido que tú, oh sí tú, seas mi compañero de juegos al más puro estilo niño de parvulario con complejo de superioridad. ¿Qué te hace pensar que que me digas "yo no soy de hacer nada, me gusta que me lo hagan" me tiene que excitar? Si que tú y yo hayamos coincidido en la cama es una cuestión de probabilidad, dime, ¿sabes contar dos personas en la cama verdad? ¿eres capaz de entender que a mí también me gusta que me hagan ver las estrellas? y, por último, ¿adivinas cuántas probabilidades tienes tú de que te tire de una patada del colchón? Gracias por la participación
El sexo es algo estimulante. Y no sólo porque te relaja, sino porque estimula partes de tu mente que no has sido capaz hasta ahora de encender. Así que, por favor amigos, si queréis disfrutar de ello, pensad que lo que tenéis delante, al costado, atrás, encima o debajo, es una persona como vosotros, y no un robot automático con función de encendido y apagado.
He dicho