martes, 8 de febrero de 2011

Veneno (cuando el deseo es más profundo que la calma)

¿Os habéis sentido alguna vez cansados? ¿Casi hartos de ver cómo el vecino, ese que no quiere pagar las cuotas, ese que sabes que es un hijo puta redomado, tiene suerte en la vida y todo parece irle bien? ¿Y alguna vez habéis sentido que a vuestro ex las cosas le iban de maravilla mientras tú te quedabas mirando por la ventana diciéndote a ti mismo "qué coño estoy haciendo con mi vida"? Pues si es así, bienvenidos al mundo de las relaciones sociales. Si os pensábais que, una vez que crecierais, todo iba a ser un cuento de Disney, estábais equivocados. Porque quién quiere tener como novio a Simba, cuando puede tener una hiena que ríe y como carroña. Yo, por supuesto. Y es que después de este tiempo sin actualizar, después de esos paseos que me doy yo mismo por mi ciudad, después de las conversaciones removidas por vodkas, uno se da cuenta de que a veces, la borrachera te ayuda a recordar esas pequeñas imperfecciones (agrandándolas por supuesto, porque nosotros somos las víctimas, nunca los verdugos, ejem ejem) que han ido apareciendo. Y oye, como que al final reconforta, porque te das cuenta de que el resto de la gente que te rodea está igual de jodida que tú, y ya sabe, mal de muchos...
Anyway, el caso es que mientras me sentaba a actualizar esta columna, me he parado a pensar en cuáles de esas situaciones son las que más se han dado en los últimos meses, cuáles puedo denominar de "basura" (por el olor que desprenden a rancio) y cuáles de "geniales" (porque yo lo valgo chic@s, sí sí). Y como decía antes, mal de muchos, consuelo de tontos, así que si alguna vez os sentís identificado con algo de lo que ponga, a darle al "me gusta" o poned un comentario, que no os cuesta nada leñe, y mi ego se sube por las paredes. Dicho lo cual, aquí va una de las listas que tantos de vosotros esperábais (o no):

1. ¿Por qué me dices te quiero mirando a otro?: El rollo de la poligamia, en algunos países, está muy extendido. Qué sé yo, será que la gente no tiene suficiente con tener que aguantar a un maromo las 24 horas del día, que sabe cómo colgarse a la espalda más de una mochila con piedras. El caso es que cuando un amigo me dijo que se dio cuenta de que su pareja no le quería, precisamente cuando le pidió volver a salir juntos. Se separaron, nada fue un drama, porque los dos veían que algo no casaba. El caso es que lo que no casaba, como no podía ser de otra manera, es que su pareja estaba buscando en otras camas lo que no había encontrado, o no había buscado lo suficiente, en la de mi amigo. Así que una bonita tarde, pongamos que fuera abril (que poético me siento, madre mía), el susodicho, llamémosle Sujeto 1 le dice que quiere volver, que le necesita, que se ha dado cuenta que le quiere. Y las alarmas de mi amigo (uno que aprende rápido, por fin) saltaron por los aires. Le preguntó por qué, que por qué en ese momento se había dado cuenta de que quería volver con él. Y la respuesta del otro fue un simple: es que me he acostado con Sujeto 2 y me he dado cuenta de que te quiero. Y es que hay gente, todavía, que confunde el querer con ir propagando semen, ya veis, la gente, que es muy generosa.

2. Tu armario tiene cerradura blindada: Y es que, en los últimos tiempos, ha proliferado un nuevo personaje, una nueva criatura que es capaz de desbancar a lo que antes se consideraba simplemente: un marica en el armario. Estos son: los heteroflexibles. Perdonad la clase de teoría sexual, pero si una persona le gusta probar el sexo con hombres, si se pone bruto con solo pensar en hombres, si tiene una novia pero se acuesta con hombres en las duchas de los baños publicos, si se mete en los chats y buscar alguien que vaya a su casa a restregarle toda la entrepierna por la cara, pero con discrección (ellos lo de la intimidad lo llevan a rajatabla), ¿eso es una persona hetero? Hubo un amigo que se enamoró de uno así. Empezó como empiezan estas cosas, vamos, un quítame aquí estas pajas, un vamos a mi casa, no a la tuya, bueno, primero a la tuya y luego a la mía. ¿Qué sucedió después de meses de ese tipo de relación? Que mi amigo se enamoró como un idiota, porque se veía venir, y porque somos seres que necesitan cariño, qué cojones. Pero, ¿cuál fue la reacción del, llamémoslo, Hetero 1? Pues en cuanto empezó a ver que la cosa se complicaba, salió por patas, diciéndole a mi amigo que él no era maricón, que a él sólo le gustaba probar eso y que para una pareja ya tenía a su novia, a la que quería muchísimo (lo del muchísimo son palabras textuales, no invenciones de drama queen). Y es que, queridos compañer@s de viaje, es preferible quedar como un macho alfa que como una persona sin más.

3. Si te utilizo deberías estar orgulloso: Alguna vez en nuestra vida, en algún tipo de relación, hemos utilizado a alguien para sacar algún beneficio (del tipo que sea). Y quien me diga que no, miente. Yo, sin ir más lejos, sé que en mi vida he utilizado algunas veces mis encantos para conseguir de esa persona lo que quería, lo reconozco, no me siento orgulloso, pero sé lo que he hecho. El problema está cuando además de hacer obvio el hijoputismo que nos corroe de vez en cuando, alzas la bandera como si hubieras conquistado un país y empiezas a darte besos a ti mismo. El día que me contó un amigo lo que le había pasado, con cuatro copas de vino blanco ya en nuestro haber, comprendí que los hijos de puta no se hace, que nacen sin más. Porque el hombre en cuestión, llamémosle esta vez Aprovechado 1, no sólo no se contentó con llevarse prácticamente todo el dinero que pudo de la relación sino que, además, se tuvo que comer que todo el mundo se enterara de secretos que la otra persona se había dedicado a airear a todo aquel que quisiera escuchar. Y es que hay algo peor que te roben el dinero, sino que además te roben la intimidad. Porque, y esto es lo que más pena me da de todo, hay gente que prefiere buscar niveles superiores o inferiores, en vez de crear un equilibrio entre los dos.

Y aunque nos sintamos cansados, aunque juremos que jamás volveremos a caer en el mismo error, nos programamos en ese mismo momento para volver a hacerlo. Hay gente que tiene un patrón de pareja, que la busca, que la encuentra, que acaba hecho unos zorros, y después vuelve a por más. No tengo nada en contra. Cada uno nos buscamos las castañas como podemos. Pero el caso es que siempre que después de una noche entre copas y vasos de tubo me despierto, me paro a pensar que si estas cosas pasan, que si no nos ponemos unos límites entre nosotros, es porque no nos da la gana. ¿Acaso no somos capaces, siendo personas presumiblemente inteligentes, de establecer una línea que separe a aquellas personas que no queremos en nuestra vida? ¿Será que, en el fondo, necesitamos sentir que estamos encadenados a algún tipo de recuerdo? Como sea, yo lo tengo claro, si en algún momento aparecen un Sujeto, Hetero o Aprovechado en mi vida, tranquilamente les prepararé un jueguecito, que ríete tú de los de Saw. He dicho!