miércoles, 19 de octubre de 2011

Construcción (o cuando se crea algo diferente)

Que la vida es una jodienda, todos lo sabemos. Que, de por sí, hay momentos en los que nos gustaría mandarlo todo a la mierda, así, sin contemplaciones, es reconocido por especialistas e incluso ineptos. Y quien me diga que no, me miente. Pero una cosa es que, a veces, pueda parecer todo un lío monumental y otra muy distinta que nos compliquemos nosotros mismos la existencia. ¿De verdad hace falta crear una madeja de un solo hilo? ¿Acaso nos pagan por ponernos dificultades según vamos caminando por la calle? Entiendo que hay veces que nos gustaría ir con una recortada por la calle y volar la cabeza a más de uno. Bienvenidos, eso es lo que se llama "ser humanos". Pero, ¿acaso es necesario ir por la vida con una mirada de cabreo y con un insulto prendido en la boca a puntito de salir? A mí me parece una pérdida de tiempo.
El otro día me dio por pensar que las relaciones que mantenemos con los demás es como la construcción de una casa. Tú vas habitación por habitación pensando, decorando, midiendo milimétricamente, lo que quieres que haya en ella. Y así, queridos amigos navegantes, es como vamos creado una relación, poco a poco, con una inversión de capital enorme, pero que, al final, nos dará unos intereses considerables. Por ello, ahí va mi pequeña disección de las diferentes partes de una casa, de una relación, de una casa-relación, o simplemente de, ay que me pongo romántico, de un hogar que compartir con alguien.

1. El salón: Probablemente una de las partes en las que más tiempo se pasa. Puedes perderlo, puedes convertirlo en tu pequeño rincón para hacer lo que más te plazca. En solitario o acompañado. Y ahí está el quid de la cuestión. Una relación es como un salón en el que puedes retirarte a descansar en solitario o en compañía. Porque, ¿quién nos ha engañado para creer que una pareja es una simbiosis eterna entre dos personas? A mí, por ejemplo, me encanta que mi pareja tenga su propia vida, que pueda salir, entrar, que no le entren ideas paranoicas por quedar con sus amigos, que si quieres quedar con su familia se sienta libre de hacerlo. Porque en esta vida, ya hemos pasado tiempo solos, como para tener que obligar a alguien a que esté encadenado a ti como un perro lazarillo.

2. La cocina: Una de las partes más caras de la casa. Sólo por la cantidad de electrodomésticos, electricidad, pequeños utensilios con las que decorar un espacio, ya merece la pena hacer unas cuentas como dios manda. Sin olvidar que la comida no está precisamente barata, pero hay que alimentarse. Y es que, lo mismo que nosotros tenemos que comer a menudo para sobrevivir, una relación se nutre de los mismos parámetros. ¿Acaso no es necesario que una pareja se alimente poco a poco, sin agobios, sin gula? No hay nada peor que una pareja que se estanca, que no tiene metas, que no se mueve porque "estoy cómodo sin hacer nada".

3. El dormitorio: ¿Qué cama es la mejor? ¿Un colchón duro o uno blando? ¿Muelles o látex? ¿Cómo guardamos la ropa? ¿Y el calzado? Ese cuadro que siempre habías querido por fin lo tienes colgado, y entre las mesillas y unas lámparas que hagan bonito, ale, ya tenemos un dormitorio listo para darle un poco de vida. Y ahora pensaréis, "por fin, esto tiene que ver con el sexo, por fin algo de lo que realmente sabemos". Pues no queridos, no me refiero a esa parte de una vida parejil, esto no trata de eso. Lo que quiero decir con esto es que la intimidad es algo importante, que una pareja necesita una espacio común, de la misma forma que necesitaba un espacio privado. Que encontrar un momento para hacer cosas juntos, que ser 2 implica muchas labores, y una de ellas es tener claro que tienes a la otra persona, que está ahí, que no desaparece en el momento en el que algo va mal, y que sigue ahí también cuando tú eres feliz, porque, cosas de la vida que yo todavía no me explico (ironic), de eso se trata todo esto.

4. El baño: Nos lavamos, por regla general, una media de 2 o 3 veces al día. Partes o el cuerpo entero. Utilizamos infinidad de productos que nos proporcionan una higiene necesaria. Porque, por mucho que no nos demos cuenta, estamos expuestos a una barbaridad de contaminaciones a lo largo del día. Y de la misma forma que procuramos mantener unos hábitos en nosotros mismos, ¿por qué no mantenerlos en pareja?. La higiene emocional es tan importante en una pareja como cuando estamos solteros. Parece que nos olvidamos de que si antes podíamos hablar sobre los problemas que tenemos con amigos, familiares, desconocidos incluso, ahora también lo podemos hacer, y es más, con alguien que puede reconfortarnos. Porque la comunicación no está reñida con dejar de querer a alguien. Y porque, a veces, el silencio puede mucho peor que la mentira.

Cada persona vive en una casa diferente. Dependerá de los metros, las plantas, el dinero en su cuenta corriente, o las ganas que tenga de vivir por su cuenta sin miedo a las consecuencias. Todos hemos oído aquello de "a ver cuándo nos independizamos". Como si fuera tan fácil a veces ¿no?. Pero, ¿y qué pasa si no lo intentas? ¿Acaso tenemos tanto miedo a intentar vivir "con alguien"? ¿En serio nos han hecho tanto daño las historias que nos han contado? Puede ser efecto del tiempo, efecto de querer a alguien, o efecto de alguna droga que me han puesto en la bebida (bendito vodka), pero hace tiempo que en mi vida pesaron más mi felicidad que, como decía antes, las complicaciones creadas en mi cabeza. Porque, ¿para qué sirve la madeja de la que hablaba antes? Pues para darle vueltas como si fueras un gato buscando... buscando... buscando... pero no actuando.

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