jueves, 6 de octubre de 2011

Diferencias (o como machacar lo evidente)

Y yo que pensaba que ya os habíais ido. Que como uno ya no escribe, como está desaparecido del espacio virtual, como tiene mil cosas en la cabeza y ninguna buena, habíais decidido dar por finalizada la andadura por este blog. Pero, ¡oh, qué ven mis ojos!, resulta que no habéis parado de leerme y queríais más. Pues bien, aquí estoy de nuevo, para amenizar vuestras vidas con un poco de sabiduría (o eso), y para que penséis en todas esas relaciones que os han hecho la vida imposible y a las que habéis decidido recordar con una sonrisa de mala de película antes que con una lágrima de plañidera griega.
El caso es que no sabía bien por donde retomar, así que me permito la licencia de escribir lo que me plazca, así, sin preliminares de por medio, porque es que uno está cansado de tener que hacer lo que los demás quieren que hagan. ¿No os ha pasado a vosotros/as que cuando más quieres hacer una cosa, más gente hay que te mira de reojo como diciéndote "ni se te ocurra"? Eso mismo me pasó a mí hace un tiempo, y no he podido dejar de pensar en ello durante estos días. ¿Por qué será que, a veces, no hacemos cosas que nos gustaría hacer por lo que pensarán los demás? No sé a vosotros, pero a mí ese rollo de tener una espada de Damocles encima, que si caigo ahora, que si no caigo, vamos, una jodienda en condiciones de las de toda la vida, pues no me ha gustado nunca, y por eso me he apresurado a redactar alguna que otra perlita (no del mar, sí de la pocilga) que recuerdo de mis años mozos (la falta de pelo y alguna que otra arruguita de nada demuestran que los años también pasan por mí).

1. La pluma no es cool, tía: A mí es que esto de las plumas me escuece un poco. Será que mi médico tenía razón y mi piel es sensible a cualquier tejido que no sea el humano, pero esto de "tío, tienes mucha pluma, paso de ti", me parece un poco de la Edad Media (donde están las hogueras cuando se las necesita). Y es que a estas alturas, amigos, amigas, alienígenas desperdigados por este mundo, e incluso vosotros, criaturas de la noche, dejadme que os diga una cosa clara donde las haya: si tenéis pluma, si os gusta mover las manos al ritmo de una canción marica donde las haya, si resulta que movéis vuestras caderas como si fueran una campana dando la hora (las doce, que así son más), ENHORABUENA, ESTAIS EN UN MUNDO LIBRE PARA HACERLO. Y si alguien os dice que no, ya sabéis, un palo de madera arde muy fácil.

2. Uy, ¿tú hetero? Pues que miedo, ¿no?: Pase que esto de la normalización me parezca un avance (avance chicos, no una realidad); pase que crea que todo el mundo tiene derecho a tener los amigos que le plazca; pase que te puedas poner con orgullo una piña en la cabeza y pasear por la calle como si fuera el último grito en Londres, pero, ¿que tu vida sea enteramente gay? ¿de verdad? Espera a ver si lo he entendido bien. Resulta que durante años nos hemos tenido que esconder porque la sociedad creía que éramos poco más o menos que delincuentes porque dos tíos se quisieran, y ahora, con eso de la globalización, de lo moderno, del gay style, no te jode que nos volvemos a esconder en bares gays, haciendo cenas con gays, y hablando de lo maravilloso que es ser gay. Toda la vida tiene que ser gay y yo sin enterarme. Y es que a lo mejor los chicos heteros son de otro planeta y yo viviendo en los mundo de Yupi. Esto..., por cierto, ¿donde está la nave espacial para irme?

3. Yo quiero mucho a mi novio, pero chupa: Ay el barriobajerismo que me pierde. Y es que, en este mundo locuelo, en este planeta donde más de uno tendría que devolver lo que ha robado, hay una cosa que siempre me ha sorprendido: pensar que todo el mundo es como tú. Vale, vale, pensaréis: ya esta éste pesado con lo mismo de siempre. Que si me han hecho daño, que si hay que ver lo malos que son los exs, y bla bla bla. Pero no amigos, no. No me refiero a eso. Lo que no entiendo es esa frase de "seguro que tú le has puesto los cuernos a tu novio, con lo promiscuos que sois (somos) los gays". Y lo peor es que me lo dicen otros gays. El tópico elevado a la enésima potencia vamos. Un festival del humor. Por eso eso siempre me quedo con cara de haber chupado un limón y pregunto: ¿tú le has puesto los cuernos a tu novio? Ellos me responden que sí, que eso es algo normal hoy en día, y yo me les quedo mirando, esta vez como si hubiera chupado todo un árbol lleno de limones, y les contesto: "Normal, ¿en cuál de las realidades paralelas que existen?"

Está claro que no todo el mundo puede estar de acuerdo con lo que nos rodea. Es lo que tiene vivir en sociedad. Algunas cosas te gustan más, otras te gustan menos. Pero, ¿si yo tengo mis puntos débiles como todo el mundo, quién me ha dado el derecho a juzgar al que tengo al lado? Nosotros elegimos la vida que queremos llevar, eso es cierto, pero, ¿acaso todos tenemos que ser iguales? En un mundo donde que seamos todos distintos es lo bueno, ¿de verdad a alguien le interesa pensar que todos tenemos que ser iguales? Lo dicho compañeros de fatiga, creo que me he confundido de realidad paralela, ¿por donde se sale de aquí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario