martes, 4 de enero de 2011

Citas (o el arte de crear engendros tenebrosos)

Mi primer pedido. Estoy que no me lo creo. Ahora resulta que me he vuelto cuasi famoso y hay amigas que me piden que escriba sobre sus experiencias, sobre la vida diaria de la gente que conozco (como si no lo estuviera haciendo ya desde hace tiempo, ja). Pues aquí estoy, un día más, una noche más, después de haber pasado un día infernal entre papeles de regalos y clientes pesados (qué queréis, el blog no me da para comer, y ahora que lo pienso, mi trabajo tampoco), escribiendo para todos vosotros, porque, como ya he dicho antes, una amiga mía me ha pedido que hable de un tema, de algo que a ella se le había escapado desde hacía tiempo, porque nunca se había planteado que pudiera existir el mundo de las citas virtuales. Sí amigos, eso que llamamos "quedar un chico de internet". Que conste que yo he quedado con gente, que hay gente agradable, que te encuentras a veces a esa persona que dices "dios, por qué no dejará de hablar y le comeré la boca, venga, me voy a casa para no hacer el ridículo", e incluso haces amistades nuevas que se alargan con los años. Pero, como ya os podéis imaginar, no estoy aquí para hablaros de ese mundo fantástico y lleno de polvo de hadas que encierra éste, nuestro mundo virtual. No, no, lo que voy a contar aquí son pequeñas experiencias de gente que me ha contado aquello que tanto tememos: juntarnos con el enemigo, y no darnos cuenta. Allá voy... abróchense los cinturones:

1. Soy un psicópata, ¿puedo agobiarte?: Quedas con alguien, comes con ese alguien, la conversación se distiende tanto que hasta piensas: "ostia, alguien normal". Os despedís con dos castos besos (que eso de ser un chico / una chica fácil no va con vosotros) y cada uno se va a su casa. Y hasta te alegras (oh, válgame el cielo) de haber pasado una tarde agradable, y distinta. Llega la noche, todo se funde a negro, pero... ¿qué es eso que ves a lo lejos? Ah sí, tu luz del móvil que se enciende, te dice que te ha llegado un mensaje del susodicho que te dice que se lo ha pasado muy bien. Ok, yo también gracias. Dos segundos después, te suena un zumbido del messenger del susodicho, pero tú no lo escuchas porque estás en el baño. Cuando vuelves a estar en frente de la pantalla te encuentras cuatro zumbidos más, dos mensajes de "¿donde estás, te estoy hablando por el messenger pero no contestas?", más zumbidos, más llamadas perdidas, más mensajes de "¿estás ahí?", y ya, cuando empiezas a pensar que no podía ser más surrealista la situación (y todo por una comida, qué hubiera pasado con un polvo) va y te pregunta "cuando estés libre me avisas, que me tienes confundido". Yo me pregunto, ¿confundido de qué? ¿que parte de "si no te contesto a ninguna de tus llamadas es por algo" no entiendes? ¿será que tener una vida propia no va contigo? Y eso que encima, porque siempre recordamos este tipo de afirmaciones categóricas, él te ha dicho "que es una persona independiente y que necesita tener su espacio" (ay amigos, él os ha dicho que necesita SU espacio, no que va a respetar el VUESTRO). En un arranque de serenidad le mandas un mensaje tranquilo, sosegado, de esos en los que te muerdes la lengua, pero aun así él vuelve a las andadas y al día siguiente te llama desde un número oculto y tú le coges porque estás esperando una llamada importante. Conclusión: amárrate la camisa de fuerza, que los del psiquiátrico te tienen un sitio reservado.

2. Me encantas, me encantas, me encantas, me encaaaaaaantas: Me gusta que me aduñen, ¿a quién no le gusta que le digan cosas bonitas? Llamadme raro, pero a mí, cuando me dicen " eres más guapo en persona que por foto", se me queda una cara de bobalicón que no puedo con ella. Pero hay sujetos que conciben las palabras como un todo o un nada. O conmigo o contra mí. Te tomas un café, puede que hasta una cerveza si nos ponemos más serios con la conversación, estás a gusto. Vuelves a casa, te conectas, y tienes un mensaje de esa persona que te dice "me lo he pasado genial contigo, me ha encantado conocerte, no creía que existía gente como tú, me encantas". En otra situación, a ti se te hubiera hecho el chichi agua cuando lo hubieras leído, pero ¿es normal que una persona te diga esas palabras cuando te conoce de 1 hora? Ojo, que no digo yo que no puedas decirle a alguien "jo, que majo eres", no sé, frases generales, o incluso echándole huevos al asunto, con la gracia que nos caracteriza a veces, un "me hubiera encantado comerte la boca" (que eso de comer la boca siempre suena bien y además, qué queréis que os diga, a mí me encanta hacerlo y que me lo hagan). Anyway, el caso es que empezar tu discurso con aquellas palabras tan grandilocuentes, tan inmensas, tan de "acabo de meterme en vena películas edulcoradas de San Valentín" y, lo que es peor, acabar el monólogo con un "creo que te quiero", son palabras mayores. Y cuando les dices "es que... no te conozco apenás, yo no siento lo mismo" (por quedar bien, sí, hay que reconocerlo) te saltan con un "que falso eres, pensé que eras diferente" que te deja sin saber qué hacer: reírte ante la pantalla o llorar desconsoladamente, pensando que la gente normal se ha mudado a otro planeta. Conclusión: cuando una persona no quiere escuchar la realidad, cuando una persona piensa que enamorarse es lo mismo que comprarse best seller de Dan Brown (fácil y con poco desgaste) sólo queda una opción, hacer como que no ha existido nunca.

3. Porque cuando yo como, tú intentas quitarme el plato: Hablas con una persona, os contáis cosas que no le contarías a otra persona porque, qué quieres, llevar tiempo hablando implica cierta confianza y, además, escribir siempre fue más fácil que hablar para algunos. En resumen, que os encantáis. Y llega el momento fatídico, esa pregunta de "¿cuando quedamos?" y la otra persona te dice, es que me da corte, es que no me atrevo, es que creo que necesito más tiempo. Y tú, que eres de naturaleza paciente, que intentas entender a todo el mundo, le das tiempo, pero quedas con más gente porque, y como en tu naturaleza también está el ser claro, se lo has dicho a él y te ha dicho que no le importa, que es normal, que las personas tenemos que conocer a gente nueva y bla bla bla. Y cuando vuelves a casa después de haber pasado una tarde agradable, va la persona que hacía unos días te había dicho toda esa parafernalia que puedes encontrar en un libro de Jorge Bucay, y te pone a caer de un guindo porque resulta que es como si le hubieras puesto los cuernos, que pensaba que le decías lo de quedar con otros en broma, que pensaba que tú tenías suficiente con su relación (¿?), y que le has decepcionado. Y es que, queridos, la estupidez es muy osada y a veces hace hablar al que más tiene que callar. Tú le dejas hablar, le dejas que se desahogue, que grite, que patalee, que incluso te llame "cabrón" e insultos peores, porque, pobrecillo, se le ve afectado. Y cuando acaba, te quedas mirando la pantalla y piensas ¿qué necesidad tengo yo de aguantar esto? ¿realmente puede una persona decirme a mí que soy un cabrón cuando he sido claro en todo momento? ¿hay acaso una forma de decir en broma "voy a quedar con otra persona para tomar un café"? Conclusión: le dices que sientes que se lo haya tomado así, pero que con perros del hortelano, no puedes alimentarte, y estás muy flaco/a como para perder comidas en el día.

En el inicio del universo, dicen que hubo una explosión tan grande que, con ella, con ese Big Bang tan enorme, se empezó a crear el mundo. Lo que nos han ocultado, es que con tanto choque, el cerebro de algunas personas se quedó atrofiado. Cuando a mí me cuentan estas historias siempre pienso una cosa "¿pero esto puede ser real?", y llego a mi casa pensando que debería existir una realidad paralela en la que se han quedado las personas normales y corrientes que son claras, directas, que no piensan más de la cuenta, que no interpretan cada palabra como a ellos mejor le convienen y que, oh no, qué cosas me digo, ¡si dicen algo es porque es verdad!. Por eso, amig@s navegantes que me leéis, os digo una cosa: en el mismo momento en que el portal al otro universo se abra, llamadme, avisadme, haced lo que queráis, pero por favor, compartid la información para que podamos juntarnos todos en paz y armonía. Para que luego no digan que no nos ayudamos entre nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario