miércoles, 22 de diciembre de 2010

Chats (o cuando hay mitos que son reales)

No hay nada como estar ocioso. Te da pie, no sé, a leer un libro, a ver alguna película que tengas ahí olvidada desde hace tiempo, a fumarte un cigarro tranquilamente, y cómo no, a navegar por internet en busca de algún hombre interesante que, oh válgame el cielo, te haga caer el mito de que la caverna no se quedó en Atapuerca, sino que se extendió hasta el siglo XXI a las casas de todo aquel ser viviente que tenga un ordenador conectado a la línea. Anyway, el caso es que yo, en vista de que mi príncipe azul no aparece llamando a mi puerta ni que me lo encuentro de fiesta, ahí, al fondo del bar, mirándome desde que he entrado por la puerta y que se va acercando poco a poco, intentando cortejarme para después plantarme un beso en los morros que se me caiga todo el pantalón al suelo (aunque mi madre me diría que no hace falta beso para eso, que ya los llevo arrastrando desde que salgo por la puerta), me he inventado un nick (lo primero que se me ha ocurrido, no penséis que es algo como pollabuscaculo, o rabazo34), y me he puesto a chatear con los hombres que pueblan el mundo virtual. Claro que yo también, soy de retos imposibles, porque he ido a meterme a la sala que se llama #web_cam, ¿qué me esperaba encontrar? Pues oye, que resulta que hay gente hasta interesante, digna de estudio, y que puede hacer temblar los cimientos de esta sociedad y que, dado el interés que tengo yo en la gente diferente, me ha hecho pasar un buen rato. Y yo, como me debo a vosotros, mis pequeños niños anónimos, me he decidido a contaros mi experiencia en forma de lista de la compra:

1. La delgada línea entre la educación y la grosería: Pase que a mí me gusta el sexo, que yo lo he reconocido abiertamente, sin tapujos, que me parece algo saludable, que te libre de endorfinas, que es deporte al fin y al cabo (y a veces olímpico), y que al final te deja una sonrisa boba en los labios que oye, da gustirrinín. Pero lo que no soporto es que nada más entrar en una sala de estas, nada más aposentar mi culo terso y prieto (en el mundo virtual todo vale ¿eh?) en la pantalla, van, te abran un privado y te pregunten: ¿quieres que te mee?. Pues oye, no digo yo que no tenga su encanto, pero chico, por lo menos dime un "hola" un "que tal" un "como eres" y después ya me preguntas si en vez de en la taza del váter me gusta en mi pezón, que oye, si me pillas de buen humor a lo mejor hasta quedamos y lo pruebo, pero así así... pues no chico no, así me parece a mí que lo único que vas a conseguir es que te cierre la ventana y te bloquee, como al final ha sucedido. The next one.

2. El miedo al armario y la ropa que tapa la vista: Reconozco que el anonimato que produce internet es genial. Tú te creas una identidad, te creas una historia, y ale, la cuentas a quien quiera escucharla (y a quien quiera creérsela claro). Pero si te digo que soy de Bilbao y tú me dices que eres de Cádiz, si nos separan 700 kilómetros de distancia, si es matemáticamente imposible que nos crucemos por la calle y te reconozca, ¿por qué coño, si la conversación iba tan fluida, si me estabas hablando tranquilamente de lo divino y lo terrenal, te da tanto corte, cuando pones la cam, subirla un poco de la entrepierna y enseñarme la cara? Pues lo mejor es que si lo preguntas, te dice que es que nadie sabe que es gay y que le gusta la discrección. Pues chico, fijate lo grande que tendría que hacer la pancarta donde dice que eres gay para que la vean en Cádiz y si yo estoy en Bilbao. Otro con el que utilizo la X de la ventanita. A ver otro...

3. Las fotos enviadas y la cruda realidad: Te pasas la vida queriendo un cuerpo de escándalo y va la naturaleza y te da una cosa totalmente opuesta. Qué sentido del humor tan macabro que tiene la madre tierra. Si el mundo fuera perfecto, tú serías un chulazo y yo ya tendría novio, pero aquí estamos, conociéndonos. Te da palo la cam, ok, no me importa, puedo vivir sin ver a la gente en movimiento por un tiempo, pero si llevamos hablando un mes, tener la visión de una foto no me vale (llámame maniático, pero es que me gusta ver a la gente con sus gestos, rascándose la cabeza o simplemente pestañeando, y tener que ver a una persona estática en una foto, me deja un regusto de poca cosa). Anyway, el caso es que un buen día te decides, cuando ya la cosa parece que va más hilada, que ya nos conocemos mejor, que ya hemos compartido algún que otro secretillo íntimo. Y antes de poner la cam, me dices que tienes que decirme algo, que eres un poco distinto a la foto que me has mandado (y claro, en la foto aparecía un pedazo de hombre que yo pensé: coño, guapísimo e inteligente, ¿por qué no tienes novio? ¿dónde está el truco?). Y yo que pensaba que a lo mejor te habías quitado el piercing que tenías en la nariz, va y aparece un señor mayor, con barba (el otro estaba depilado), con toda la carne que te podían haber puesto en la carnicería y con una mirada de vicio que ríete tú de un actor porno. ¿Consecuencia lógica? Cierro la cam, cierro la ventana, te desconecto del Skype y te vas a reír de tu madre. Porque podíamos haber mantenido una conversación decente tomando un café, pero a lo mejor también me has mentido cuando me decías que te gustaba el té americano. Next Next Next

4. Cuando algo encuentras, lo atrapas: De vez en cuando, el mundo te da una oportunidad. Conocer gente interesante con la que, a pesar de que sabes que no vas a tener nunca una relación duradera, que no lo quieres como novio ni nada por el estilo, que no estáis en el mismo momento vital, te va a aportar algo, lo que sea. Hablas, vas hilando temas, sale el tema del sexo y aunque en aquel momento no podáis quedar, como os apetece a los dos, os montáis un numerito por la cam perfecto (y no te asustas porque la otra persona es la misma que la foto que te había enviado antes) con vuestros fetiches y todo, quedáis varias veces para tomar algo, y seguís con la conversación, y os convertís en amigos de una forma diferente de lo que nos enseñaron en el colegio. Así que yo que, después de mucho navegar, he decidido darme un respiro, me quedo con él. No será mi príncipe azul, pero al menos puede caminar en paralelo conmigo.

La vida en los chats es sexual. Todo aquel que haya estado alguna vez en uno sabe que la palabra "polla", "sexo", "lefa" o "morbo", están a la orden del día. Y si es lo que estás buscando, a mí me parece perfecto, creo que es sano de vez en cuando tener sexo con un desconocido, por las razones que sean (y siempre siempre siempre con precaución). Pero si no coincidimos en gustos, si me ves y no es lo que te esperabas, si crees que puedes encontrar algo mejor, lo más justo, lo lógico (ja!) es que me digas lo que piensas, no que te desconectes sin previo aviso. Porque si en tu vida quieres gente que va de frente, no es normal que tú les enseñes el culo.

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