domingo, 5 de diciembre de 2010

Cuentos (o la vaca da leche merengada, que vaca tan salada)

Hay que ver, uno se ausenta días (vale, ha sido un mes y pico, pero qué queréis, uno tiene su vida más allá de la pantalla del ordenador), y resulta que se arma el Cristo con la huegla de los controladores, el papa nos visita, y miles de personas se besan en señal de protesta. Lo que a mí me gustan los besos. Sin ir más lejos, el otro día estaba besando a un chico muy guapo, alto, muy aparente que diría mi abuela, y yo ya me estaba imaginando con él en las vacaciones, en nuestra casa y en la cama (como no). Y es que uno tiene mucha imaginación, sino, cómo os creéis que uno escribe lo que escribe, que esto no viene todo por ciencia infusa. Anyway, el caso es que estaba besando a ese chico tan guapo. En aquellos momentos le tuve que decir que me iba al baño, porque ya llevaba yo bastantes vodkas encima, y cuál es mi sorpresa cuando, acabada la acción, me le encuentro morreándose con otro en el mismo sitio donde habíamos estado nosotros antes. Pero, ¿sabéis que es lo peor de todo? Que lo que realmente me jodió fue que me hubieran quitado el sitio, no al hombre. Y claro, uno que puede ser un borrachin, pero no es tonto, se fue a su casa pensando en lo que le acababa de pasar. ¿Es posible que hayamos dado ya tanto por hecho que las relaciones, hoy en día, no pueden ser duraderas, que no nos importe que nos roben el premio y nos conformemos con el de consolación (el helado de chocolate que me esperaba en casa aquella noche, estaba delicioso)?. Así que me puse a pensar en todos aquellos hombres que me prometieron mucho y luego se quedaron en nada, y aquí va una pequeña muestra, como no podía ser de otra manera, en forma de lista:

1. El Presidente del Gobierno: Y no, no es porque reciba a visitas y solucione conflictos internacionales (ja!), es porque es ese tipo de chicos que te dicen que les encantas, así con esas palabras: "Me (bajada de pestañas) encaaaaaan(ojitos)tas", y al siguiente día están liados, tienen mucho curro, tienen que sacar al perro a todas horas, tienen amigos a los que les ha pasado una tragedia, vuelven a tener mucho curro, y así hasta el infinito y más allá. Y oye, no digo yo que no puedas tener complicaciones en tu vida diaria, pero a ver alma de cántaro, vamos a ser sinceros, la persona que quiere tomar un café con alguien, hace lo posible por buscar un hueco, y a menos que seas el del título del párrafo (y aun así te pondría en duda), no me vengas con tonterías.

2. El "ay, perdona": Vaya por delante que yo soy una persona entregada. Me gusta dar lo mejor de mí cuando estoy con alguien (llamadme raro si queréis, pero yo creo que cuando estás empezando con alguien es porque realmente se quiere que esa persona se fije en tí, tonterías que piensa uno de vez en cuando). Por eso, cuando una persona te diga que "ay, perdona, pero se me olvidó llamarte" o "ay, perdona, es que estaba conectado pero no en frente del ordenador" o "ay, perdona, pero le estaba comiendo el rabo a otro", sólo os queda una opción, y no, no es decir "no pasa nada" sino "desfila por la puerta, que ya me encargo de cerrarla yo"

3. El "yo me lo guiso, yo te lo como": Me encanta la gente con iniciativa. No hay nada que menos tolere que una persona pasiva en todos los aspectos de su vida. Pero de ahí a que una persona me diga lo que tengo que hacer y que encima tenga que darle las gracias por ello, no no no. Para eso ya tenía a mis padres cuando era pequeño. Pero eso no es lo peor, lo peor es que cuando rebatís alguna de sus elecciones te dicen con una sonrisa de suficiencia "anda anda, tú que vas a saber". Pues yo sólo sé una cosa ahora mismo, que tu estupidez está reñida, y muy de cerca, con el tortazo que quiero darte.

4. El científico "espacio tiempo": Hay gente que se lo trabaja. Durante días les puedes ver pensando, analizando e incluso creando teorías. Me encantan ese tipo de personas que tienen algo que aportar a la sociedad. Lo que ya no me gusta tanto es cuando esas teorías son únicamente para ver cómo puedes mentirme en cada cosa que me dices. ¿Una mentirijilla? Bueno, eso lo tolero, quién no la ha dicho en algún momento. Pero que ya lo hagas tu modo de vida, pues como que no, y si además te pones en el papel digno y me dices "pues si no confías en mí, te dejo", me dan ganas de preguntarte "¿eso también es mentira o, por fin, estás diciendo una verdad?"

Hay veces que escucho la expresión "soltero de oro" y me quedo pensando: ¿acaso estar soltero es un premio o algo por el estilo? ¿si llegas a una cifra determinada de tiempo en el que no has estado con nadie, te dan una medalla de oro? ¿será que los demás solteros están recubiertos en oro y yo he sido el único idiota que se perdió el baño escribiendo este blog?. El caso es que hay diferentes solteros (que ya me dará para otra actualización, me temo), pero cada vez que me dicen eso de "es que tú eres un soltero de oro" me hecho a temblar porque, joder, yo no quiero premios por estar soltero, yo quiero compartir los premios acompañado. Y a la próxima persona que me diga "es que tú estás soltero porque eres especial", juro que saco la recortada y dos tiros arreglan muchas cosas (un beso, con cariño)

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