jueves, 9 de diciembre de 2010

Pandemias (o la invasión de los exs mutantes)

Hace un tiempo el Ministerio de Sanidad, se llevó las manos a la cabeza cuando estuvimos a puntito de contagiarnos con la gripe aviar. Inyecciones, medicinas a go-go, no sé, una verdadera histeria para algo que, al final, no llegó a culminar como ellos esperaban. Y cuando eso pasó, yo me froté las manos de la alegría, porque si estaban haciendo tanto acopio de medicamentos, pensé (tonto de mí), que la siguiente pandemia que erradicarían sería un lastre que lleva azotando a nuestra sociedad hace muchos siglos (quizá incluso desde la Prehistoria): los exs. Y es que, ¿quién no ha deseado alguna vez que ese ex que dejó la relación no desaparezca de la faz de la Tierra? ¿Acaso ninguno ha pensado que esa persona se perdiera en el universo, en la galaxia que más le apeteciera, eso sí, en alguna en la que el oxígeno fuera un bien escaso? Por eso, cuando se pasó toda la batería de alarmas, comprobé que "los exs" seguían campando a sus anchas por éste, nuestro mundo, como si fueran personas normales. Ays qué equivocados están los políticos buscando virus o bacterias, o lo que sea, cuando en realidad tienen el problema en casa, a la vuelta de la esquina, o peor aún, ¡comprando el pan en la misma panadería de uno!
El otro día volví a pensar en esto porque un amigo me empezó a contar que uno de sus exs le había dicho (palabras textuales) que a pesar de estar con otra persona, seguía enamorado de él, y claro, uno que es poco ingenuo, puso cara de haber chupado un limón y le pregunté: ¿ese es el ex que te dejó de un día para otro sin dar explicaciones y yéndose a otra ciudad para vivir lo que él llamaba "la vida que tenía que vivir"? (porque, a veces, los exs tienen unos recursos poéticos que cágate tú de juntar a García Lorca y Neruda en un mismo poema). Él se quedó callado y asintió rápido. Y ahí quedó la conversación, pero yo, queridos/as navegantes del ciberespacio blogueril os instruiré un poco más sobre este campo, para que luego no me digan que mi blog es sólo un conjunto de insultos y palabras irónicas. Ahí va:

1. El agua se está llenando: La paciencia es una virtud. Hacer las cosas corriendo, no puede dar lugar a nada bueno. Y os lo está diciendo alguien que, de normal, quiere las cosas YA, pero aun así, tengo un poco de sentido común y sé diferenciar entre lo que es paciencia y aguante gratuito. Entiendo a la gente que me dice "es que él es así", las personas enamoradas somos idiotas por naturaleza, pero cuando una persona te está haciendo la vida imposible, y empieza a darte quebraderos de cabeza cuando ha sido esa misma persona la que te ha dicho "no quiero seguir contigo", queridos/as, esa persona no es que no sepa lo que quiere, o que se lo haya pensado mejor. Simplemente es que esa persona está intentando llenar poco a poco el vaso que, tarde o temprano, rebosará de vuestra paciencia o aguante (os dejo que elijáis), para después ponerte de loco para arriba. Porque, seamos claros, no hay nada que les guste más que quedar por encima.

2. El armario que explota: ¿Cuando nos enseñaron que tenemos que ayudar a la gente a salir del armario? Está bien hacer labores de asistente social, de psicólogo, de gay que lo tiene claro, pero de ahí a que tengas que ser una hermanita de la caridad que quiera encarrilar por el buen camino (ejem) a todos los gays del universo, no sé yo, no lo veo claro. El caso es que, una vez que has ayudado a alguien a salir del armario, tras haberte enrollado con él, y haberte esa misma persona jurado amor eterno por todo el bien que le estás haciendo, oh amigos, qué sorpresas tiene la vida, que la primera vez que posa sus pies en un bar de ambiente, encuentra todo un mundo de posibilidades que quiere probar y, desgraciados nosotros, no las quiere probar en compañía nuestra, sino solos. Por eso yo, que hace mucho tiempo me quité el complejo de profesor, huyo de las personas que me dicen "estoy dentro del armario porque quiero" porque, seamos claros también, si tienes 36 años y no sabe nadie que eres gay, no es porque quieras, sino porque has tenido un miedo a que se enterara todo el mundo monumental.

3. Los cuentos de hadas son para los hermanos Grimm: Me encantan las películas románticas. Aunque reconozco que cada vez que veo una me pregunto por qué lo que veo en la pantalla no pasa en la vida real. Pero tras este momento de enajenación mental, me doy cuenta de que se está bien sin vivir en una película romántica continua. Y es que, cuando has estado con alguien que pretende que la vida en común sea todo diálogos ocurrentes sobre el amor, destellos en los ojos cada vez que ves a esa persona, y diálogos sobresalientes dignos del mejor guionista de Mad Men, pues qué queréis que os diga, prefiero vivir con nervios la realidad a como si fuera un caldo reposado en el que ya sabes lo que te vas a encontrar. El resultado de estos exs: siempre te dejarán, porque, qué paradojas tiene la vida, nunca encontrarán el metraje adecuado para llegar al The end o al "y vivieron felices..."

4. Te lo presto si me das algo a cambio: La generosidad es otra de las virtudes más especiales que existe. Dar algo a alguien sin querer nada por ello. Y habéis leído bien: GENEROSIDAD. No estoy diciendo que cuando en una relación alguien te da algo, no intentes por todos los medios darle algo a cambio, porque siempre he creído que en una relación el rollo dar - recibir (mal pensados ¿eh?) es un puntal básico. No hay nada peor que sólo haya una persona que dé y no reciba nunca nada. Pero de ahí a que cuando te dan algo, y tú no tengas los recursos suficientes para devolver, te echen en cara cada uno de esos momentos, después de años de ruptura de la pareja, lo siento, de generosidad paso a intolerancia. Y es que no hay nada peor en un ex, que cuando te empieza a llenar de porquería cuando ha sido él el que te ha dejado tirado como una colilla y tú lo único que has podido hacer es recoger los envoltorios de los regalos que te hizo, con ganas de decirle: "¿no querías recibir algo? pues toma, ahí tienes toda la basura que me has traído"

Los exs están entre nosotros. Seguirán entre nosotros siempre. Por eso, cuando penséis en por qué esa persona os ha dejado, se ha ido con otro, o incluso cuando penséis (equivocadamente) que él lo está pasando mejor que vosotros y que es un cabrón por ello, debéis tener claro que, el día de mañana, él no sólo será un ex vuestro más, sino que, además, él tendrá exs a sus espaldas, y créedme, no hay nada peor que aguantar una mochila que no quiere aguantarse ni ella misma.

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