sábado, 11 de diciembre de 2010

Madres (o la providencia hecha castigo)

Mi mamá me mima. Eso nos enseñaban de pequeños en paravulitos. Y nosotros, que éramos sujetos de ensayo - error, lo repetíamos hasta que las emes se nos quedaban metidas en la cabeza. Claro que, lo que no sabían los profesores, es que eso de tu mamá te mima a veces puede causar verdaderos quebraderos de cabeza. Sí, sí, como lo leéis. Parece mentira, pero hoy, que me he levantado con ganas de juerga (y relajado después de un masaje delicioso) voy a hablar de las madres, de ese especímen que por A o por B, dan consejos sobre la vida amorosa que nadie les ha pedido y que te miran de reojo cada vez que les dices, con toda la ilusión del mundo: "ay, que he conocido al hombre de mi vida". La mía, sin ir más lejos, hace un tiempo, mientras le pronunciaba esa misma frase, hizo un giro de melena al más puro estilo Bette Davies (más le gustaría a ella, ¡ja!) y me soltó: "bueno, a ver cuanto te dura éste". Y es que, por mucho que lo neguemos, por mucho que intentemos ponerle humor ante las frases ácidas de nuestras madres, sabemos que, en la mayoría de los casos, tienen razón. Pero esto no trata sobre esas madres que todo lo saben, sino de las que se equivocan, de las que se meten tanto en la vida de sus hijos que parecen una amiga más con el tanga saliéndole por los pantalones y que dicen "guay" o "no me ralles". Así, queridos/as, preparaos, porque aquí va una de alienígenas entre cuatro paredes:

1. Yo te entiendo: Cuando una madre dice que entiende los problemas de su hijo, ella lo está diciendo de verdad. Se lo cree. Y no hay que culparlas por ello. Pero, ay compatriotas, cuando una madre te dice eso, después de una discusión con vuestra pareja, echaos a temblar, porque eso significará que se creerá con el derecho de dar su opinión a toda costa porque "ella ha vivido mucho, figúrate que..." y ahí empieza la retahíla. Lo peor viene cuando les preguntas "¿cómo narices vas a entender lo que me pasa si tú sólo has tenido un novio?". Ahí, almas en proceso de tortura, es cuando la madre que entiende, pasa a ser la madre putilla, porque de repente, te dicen "tú te creerás que he nacido ayer y que no he conocido más hombres". Y cuando les preguntas "¿perdona? cuentamelo todo" ellas te dicen "ay hijo, es que a mí no me gusta hablar de esas cosas..."

2. Perrea, perrea: Pase que entiendo que las madres, antes de ser madres, son personas de carne y hueso. Pero aquellas que cuentan sus intimidades con los hijos, me parecen como si la madrastra de Blancanieves hubiera intentado ligarse al príncipe, en competición con su hijastra. Señoras, queridas, y todos los "as" que se os ocurran, hay una edad para todo. Me parece bien que si tenéis oportunidad, viváis la sexualidad a gusto, pero YO no quiero saberlo. La ignorancia a veces es tan sabia...

3. A mí todo me parece normal: Si se lo dices a tu hijo después de que te haya dicho que es gay: 10 puntos. Si se lo dices a tu hijo después de haberle pillado por sorpresa chupando a su novio todas las partes de su anatomía, no es que pierdas puntos, es que tú te sales de la lista, pero a la voz de YA

4. Yo sé lo que te conviene: El derecho materno es un tema complicado. Porque claro, cuando somos pequeños, nuestras madres nos dicen cómo nos vestimos, a qué hora llegamos a casa, cómo tenemos que atarnos los cordones, no sé, cosas del día a día. Y ellas, que son maestras en el arte del engaño, nos hacen creer que necesitamos que nos digan en todo momento lo que tenemos que hacer, incluso cuando tenemos 40 años, y muchos hombres a nuestras espaldas. Están las que te dicen, nada más conocer al novio de turno, "ese no me gustá para ti" y se quedan tan anchas, para después de que has cortado con ellos te digan "si ya te lo dije, a mi los chicos con esas patillas no me gustan nada". Están las que se callan y cuando peleáis por la mantequilla te sueltan "yo al menos no tengo un novio que es un calzonazos" o las que, en un arranque de sinceridad te sueltan, años después de que tu pareja se haya instalado en la familia una frase que no se olvida nunca "pues yo al principio no lo soportaba hijo, pero oye, se le ve buen chaval, a ver si tienes suerte esta vez". En todas y cada una de ellas, lo único que puedes hacer es morderte la lengua porque los novios pueden desaparecer, pero las madres están ahí, sancta santorum.

Las madres ocupan un espacio vital en la vida de una persona. Tanto que, a veces, los papeles se difuminan tanto que acabas pareciendo más su marido que su hijo. A todos nos gusta que nos quieran, que nos achuchen como si fuéramos pequeños, que nos digan que van a estar ahí para toda la vida, pero... quiero que quede clara una cosa, ¿qué tal si me lo dice un hombre?

1 comentario:

  1. La mía no se mete en tema "hombres". Por ahora. Qué felíz se vive en la ignorancia, jejejje... Pero aún así, te doy la razón en todo.

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