miércoles, 21 de julio de 2010

Rebajas (o cómo pagar el doble por algo a mitad de precio)

Siempre he soñado con que hubiera una tienda donde poder comprar al hombre perfecto. ¿Quién no ha imaginado cuando era pequeño (ja! y no tan pequeños querid@s que todos nos conocemos) cómo sería la pareja ideal, aquella de la que nos enamoraríamos al primer instante y del que caeríamos rendido cual manzana afectada por la ley de la gravedad (maldita ley de la gravedad, gracias Newton)? Pero como ya os habéis podido dar cuenta, y si no ya estoy yo aquí para ofreceos la noticia bomba de la semana: EL HOMBRE IDEAL NO EXISTE, SOLO ESTA EN NUESTRA IMAGINACION. Y no me vengáis con que a un amigo, de una amiga, que a la vez tiene otra amiga, que conoció a una amiga que le contó que otra amiga encontró al novio ideal, que es perfecto, y que es muy feliz, porque seguramente esa persona esté rodeada de gatos, comiéndose un helado tamaño gigante (cuando no se esté comiendo los mocos), y engordando como si pretendiera ser la nueva Bridget Jones en formato reality show. Siempre me hubiera gustado ver un reality de ese estilo, donde se presentara a una persona que ha sido dejada y pudiéramos observar lo patético que resulta despertarte una mañana y darte cuenta de que, la persona que había estado contigo no sólo ya no quiere estar contigo, sino que prefiere no estar contigo.

Anyway, lo que vengo a decir con todo esto no es otra cosa que despertemos. Nadie nos va a regalar nada, ni siquiera esas frases que nos imaginamos por las películas, porque, para eso son películas, imaginación, no sé, fantasía ¿maybe?. De todas formas, como viene siendo habitual, y cerrando la trilogía que empecé con este blog, sobre las frases que alguna vez nos han dicho en nuestra vida, aquí aparecen algunas de las perlas más insospechadas que pueden decirse, cuando lo que de verdad se pide es que se permanezca callado:

1. Te quiero, pero...: Alto, rebobinemos. El principio de la frase es perfecto, un "te quiero" con su verbo, su pronombre, no sé, una frase bien construida. Lo que viene siendo utilizar una frase con su forma gramatical correcta (bien bien bien). Pero, ¿que pasa con la segunda parte? Aquí hay algo que falla. Si me quieres, ¿qué narices haces introduciendo un "pero"? ¿No se supone que me quieres y punto? Pues no amigos no, hay gente que te quiere mucho, que lo da todo por ti, a la que le pareces una persona nacida en otro planeta y que eres fuera de lo común (palabras textuales), pero que luego te dice que a pesar de todo esto, de todas esas palabras que te habían dicho hacía cinco minutos (cuando no segundos) te dicen que "no sienten la chispa que tienen que sentir". Y es que esto parece que va de ser electricista, válgame el cielo, y yo pensando durante todo este tiempo que de lo que iba esto era simplemente de conocer a esa persona y estar a gusto con ella (tonto de mí, qué cosas). Cuando alguien os diga ese "pero" paradle en seco y, al más puro estilo Bette Davis decidle "si yo soy tu pero, tú serás mi menos".

2. Me agobian tus mensajes: Perdóname si te digo que me encanta estar contigo, perdóname si resulta que me apetece mandarte un mensaje diciéndote que quiero quedar contigo, perdóname si te digo que te echo de menos después de una semana sin vernos, perdóname si te digo si te apetece ir al cine, perdóname si... ¡eh, espera! No tengo que pedirte perdón por nada, porque si las palabras de cariño tienen que estar racionadas, es que yo no vivo en este mundo, si no en la dimensión paralela donde se pierden todos los mecheros (y seguro que lo pasaría mejor, porque el humo me impediría ver cómo me dices esas tonterías). Hay gente que se agobia con un mensaje de texto, sí, que cuando oye el sonido de su móvil y ve que es tu nombre el que se refleja en los mensajes, se echa a temblar. Si esto es así, probad a no mandarle ningún mensaje, probad a estar unos cuantos días atendiendo únicamente a vuestra vida y descubriréis dos cosas: a) que os lo pasáis de puta madre (tacos no tacos no tacos no) y b) que será él quien os mande un mensaje preguntándoos que os pasa (pero tendréis la inteligencia suficiente para poder responderle "ya nada, adios").

3. Me cuesta contar mis problemas: Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. A mí también me cuesta contar ciertos problemas, porque a mí también me gusta a veces estar recluido en mi casa, pensando en mis cosas, y no hablando con nadie. Todos necesitamos un espacio de soledad. Pero, queridos, os diré una cosa: una cosa es tener un "momento" de soledad, y otro estar días sin dar señales de vida y cuando te preguntan si te pasa algo decir: "no, a mí nada ¿por qué lo dices?" (siempre con cara de sorpresa, lo de la comunicación verbal es muy importante en estos casos). Y todavía se puede hasta entender esa actitud, pero por lo que ya no paso, y tú tampoco deberías pasar si estás leyendo esto y te ves reflejad@, es que encima me explote en la cara toda la porquería (uno que es muy fino al hablar, ya veis) que llevas acumulando durante todos los días. Porque si te pregunto si te pasa algo, no es por hacer una labor de psicólogo gratuito (que las cosas están mu malas en la economía), sino por, y atención que os voy a descubrir un secreto que nunca se había revelado antes, ME PREOCUPO POR TI!. Y si yo me voy a convertir en tu saco para los puños, querido, para eso me lío con el potro de Vallecas, que al menos él ha sido boxeador profesional.

4. Tengo miedo a las relaciones: Anda, pues bienvenido al club. Ven, siéntate aquí que te voy a dar una lección de psicología básica: el ser humano tiene dos sistemas básicos para hacer frente a los problemas; el primero atacar, echarse para adelante e intentar encontrar la solución más factible para su supervivencia; el segundo, la huida, es decir correr en sentido contrario o meter la cabeza en la tierra como las avestruces (que, me temo, y aquí sí que estoy haciendo de psicólogo gratuito, uno que sabe lo que cuesta conseguir el dinero a fin de mes, es lo que llevas haciendo durante tu extensa vida relacional). Si os encontráis con alguien así, sólo podéis hacer dos cosas: o esperar a que el cervatillo salga de su madriguera y diga "oye, pues no se está tan mal aquí fuera" o dejarle que corra y cuando ya esté a kilómetros de distancia, mandarle un mensaje a su teléfono móvil diciéndole algo así como "si te encuentras con otra avestruz por el camino, apareaos".

5. Deberíamos darnos un tiempo: Y ahora es cuando las alarmas saltan, y todos tenemos que huir de donde estemos escondidos. El tiempo está muy bien, nos permite hacer muchas cosas durante toda una vida. Pero, ¿sabéis qué es lo que no podemos hacer? Perderlo. Si él quiere darse un tiempo, estupendo, que se lo dé. Dejadle a sus anchas, que vaya, que venga, que salga por ahí a pasear sus espolones, que se divierta, que lo pase estupendamente con sus amigos o sin ellos. ¿Y sabéis por qué os digo todo esto? Porque vosotr@s podéis hacer lo mismo. ¿No es maravilloso?.

Las relaciones siempre han sido difíciles. Siempre que haya dos personas incluidas en un contexto, siempre habrá algún punto de conflicto. Pero creo que nos han metido tan en la cabeza el rollo de la pareja, que al final aceptamos cualquier cosa con tal de estar con alguien. No soy un experto, pero lo que sí puedo decir es que cuando piensas en la cantidad de lastres que te quitas por el camino, al final acabas sintiéndote tan aliviado, que sortear obstáculos al final tiene su premio. Si os ha servido de algo esta trilogía sobre frases para la historia, me alegro. Si os habéis reído acordandoos de lo que os pasó y no os volverá a pasar, enhorabuena, habéis aprendido mucho. Y si lo que queréis es quemarme en la hoguera porque sabéis que alguno de estos individuos sois vosotros, lo siento, pero las reglas de internet es lo que tienen: que todo el mundo puede hablar de los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario