domingo, 8 de agosto de 2010

Citas (o cuando los hombres son un jeroglífico andante)

Me encantan los hombres. Empiezo así porque no quiero que nadie piense lo que no es. Me encantan los hombres sí, pero a veces, de verdad, a veces, me producen un sopor tan grande que a mí me hubiera gustado ser la Bella Durmiente y que no viniera un príncipe de tres al cuarto a despertarme con un beso. Y es que cuando crees que lo has visto todo, van y te sorprenden (sí sí queridos, no entiendo cómo la Gemio no ha vuelto con una versión "Sorpresa, sorpresa" de citas, porque se forraría). Resulta que cuando te dicen una cosa, en realidad, quieren decir otra y claro, a mí, que me encanta el lenguaje (y la lengua siiiii, venga, hagamos el chiste fácil va...), pues no sé, me da por creérmelo (uno que es ingenuo, confiado, o tonto de remate, lo que queráis). Pero es que, cuando alguien se molesta en quedar contigo, se sienta en una mesa y empieza a contarte su vida de cabo a rabo, ¿no pensáis por un momento que no se lo estáis contando a vuestro terapeuta chatos, que soy una persona de carne y hueso (lo sé, es absurdo que haga la matización, pero hay mentes que no acaban de entenderlo por mucho que se lo repita) que preferiría que le contarais lo bien que os lo habéis pasado el fin de semana antes que vuestra última pelea con el ex? Por eso, haciendo acopio de la poca paciencia que me queda (el saquito de arena que llevaba se me ha debido romper por algún sitio, porque yo prometo que lo tenía lleno y ahora está casi vacío), hago otra de mis listas. Porque, ¿para qué queremos autodefinidos, cuando tenemos hombres que lo complican todo?

1. Te invito a algo la próxima vez: Pues si tú sabes, yo sé, él sabe, nosotros sabemos... y toda la conjugación del verbo, que NO va a haber una próxima vez, ¿para qué coño (ups) me dices nada?

2. Me encantas: Ja - ja - ja. Déjame hacerte una pregunta de lo más sencilla: ¿si te encanto, por qué llevas meses sin dar señales de vida?

3. ¿Tú has estado con muchos?: Regla número 1: si no quieres saber una respuesta, no hagas la pregunta. Además, todo el mundo tenemos un pasado, ahora no me vengas con que tú has sido una hermanita de la caridad y te has recluido en tu casa...

4. No siento la magia que tengo que sentir: Para ver un capítulo de Embrujadas, ver seriesyonkis graciasssss...

5. Estoy cansado, ¿quedamos otro día?: Que me lo digas un viernes después de haber estado trabajando como una mula, pase. Que me lo digas un domingo cuando te has estado tocando la seta a dos manos, perdona cariño, pero eso no es cansancio, eso es que eres un parao. No hay más. Además, si no quieres quedar conmigo más ¿por qué no me lo dices?.

6. Se me acabó la batería cuando me estabas llamando: Ay chato chato chato, eso hubiera colado si no te hubiera llamado para saludarte cuando te vi pasar por la acera de enfrente. Si quieres un poco de clase, vete a Las joyas de la Corona, ahí podrán enseñarte algo (digo yo)

7. Te llamo luego: Llámame raro, pero... ¿si me dices que me llamas luego, es tan raro que esté pendiente de que me llames luego?

He intentado hacer un análisis de las situaciones. He hecho estudios cualitativos, cuantitativos, entrevistas personales, observaciones in situ, un glosario con los conceptos más elementales, y al final me he quedado con una sensación extraña. Después de mil páginas de tesis, he llegado a una conclusión que ya me figuraba, pero que no me ha dejado de sorprender: ¿quien narices os entiende?

No hay comentarios:

Publicar un comentario