martes, 3 de agosto de 2010

Roles (o como suspender en maneras)

No os entiendo. De verdad que no. A ver, resulta que os quejáis porque no encontráis un hombre normal (si es que los hay, que yo aún ando buscándolos), vais a bares de ambiente, os metéis en páginas de contactos, quedáis para un café, queréis conocer a alguien (que os conozco, que os encanta poner ese verbo en los perfiles), y ¡cuando intimáis un poco y esa persona os dice cual es su rol en la cama (nota de aviso: no he introducido aquí las conversaciones por los chats y derivados, porque si lo hubiera hecho ya os lo habríais preguntado nada más empezar a hablar) no os interesa la persona porque no es compatible con vosotros!. O sea, a ver si lo he entendido bien, ¿si tú eres un activo de los de toda la vida y la otra persona también lo es, descartáis la posibilidad de que haya algo más aunque la persona os encante? ¿y si resulta que sois pasivos, que la otra persona lo sea implica que ya os podéis ir olvidando de sentir algo distinto en vuestro culo? Como supongo que vuestra respuesta será afirmativa, yo me pregunto ¿tan extremistas sois querid@s? A mí me gusta mucho la variedad, no sé, es lo que nos hace interesantes (¿?), pero en mi corta experiencia con los hombres (mi madre creo que diría otra cosa) he podido observar que hay diferentes tipos de personas a las que sólo te quedan dos opciones: O tratar como un niño pequeño, o echar de tu cama con agua hirviendo. Ahí van algunos de ellos:

1. Yo soy pasivo, así que hazme lo que quieras: Si tu idea del sexo es tumbarte y esperar a que yo haga todo el trabajo duro, ¡vas apañao!. Si yo hubiera querido tirarme a un mueble, hubiera ido a Ikea, que son baratos y me dan el mismo trabajo que tú.

2. Soy activo, y el hombre aquí: Este es de los que ha leído todo sobre los Neardenthales y lo ha hecho suyo. Querido, voy a revelarte un secreto: que tú consigas que me ponga a cuatro patas no significa que tengas más virilidad porque, aunque tú no lo creas, muchas veces, soy yo el que te folla a ti.

3. Yo no tengo fantasías, soy normal: A mí no me vengas con normalidad. Te diré lo que no es normal. Lo que no es normal es que si quiero innovar en la cama tú te conviertas en una monja de clausura, como si desviarme del mítico mete-saca fuera lo mismo que estar poseído por un demonio. Y si me miras con esa cara cuando te digo que me pondría hacerlo en un probador, entonces es que yo me he enamorado de un soso. Y créeme, no hay nada peor que ser aburrido en este tema.

4. Aunque me digas que no, yo sé que te gusta: Sólo te lo diré una vez más para que quede claro. Si te digo que avises antes, ES QUE TIENES QUE AVISAR

5. Te voy a hacer lo que no te han hecho nunca: Aparentar fanfarronería nunca ha ido bien. Porque todos tenemos un pasado querido, y puede que el de la otra persona sea mucho más oscuro que el tuyo. Así que, un poco de humildad. Todos sabemos, además, que las expectativas pueden arruinar una buena sesión.

6. Yo doy por el culo, no hago mariconadas: Ah, perdona, que pretender que me beses en los preliminares es una mariconada, pero que tú estés más preocupado de lo que se lleva en la pasarela de Milan que de hacerme pasar un buen rato, no lo es. Ya lo dice mi madre: vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Podría seguir, pero, ¿para qué? Tú ya sabes lo que no hay que hacer, y yo ya sé lo que no tengo que soportar. En un mundo perfecto tú aprenderías algo de todo esto, y yo me convertiría en un hombre con una sonrisa pegada a cualquier parte del cuerpo. Pero como este mundo es como es (la vida es una mierda, pero te gustará), lo que pretendo con esto es desmontarte ese lado de "yo yo yo" para que vayas pensando que, en todo esto también hay un "tu tu tu". La vida es muy corta, como cortos son los caminos para encontrar a alguien... esto... ¿como lo llamabas?... Ah! sí, normal.


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